lunes, 22 de julio de 2013

TARDE....


Sorprendido, he leído esta mañana que la cúpula del PSOE está dispuesta a proponer determinados cambios de praxis política para su partido que ellos califican de profundos.

La larga historia del PSOE lleva implícitos y grabados a "sangre y fuego", multiplicidad de enfrentamientos ideológicos, algunos de muy seria entidad, tales como los registrados en nuestra pasada guerra y preguerra civil. Muy significativas y graves disquisiciones mantuvieron, con nocivas consecuencias, a veces, Largo Caballero con Prieto, y ambos con Besteiro. Igualmente, ahora y a lo largo de toda su larga historia, el PSOE fue interpretado de forma bastante diferente por sus distintos y numerosos militantes (ahora en clara decadencia).

Sus rígidos y verticales Estatutos, bloquearon posibilidades irrepetibles que pudieron haber sido fundamentales para una verdadera progresión y modernización del partido.

Al justificado desencanto y pérdida de credibilidad, el PSOE ha de sumar su insuficiente transparencia interna, su praxis piramidal, la inexacta interpretación de la disciplina de partido y la renuncia a sus objetivos más socialistas (abandono fáctico del republicanismo -hasta parecen tener miedo a su nominación-, el laicismo del Estado, la ruptura unilateral con la sempiterna Santa Sede, el federalismo territorial, etc).

Hemos registrado claros y variados "coqueteos" neoliberales en sus distintas ocasiones de poder legislativo; protectores y vehementes "arropamientos" a la corona borbónica y excesiva permisividad y colaboración con la Iglesia Católica, en forma de subvenciones oficiales para la docencia religiosa dogmática y monoteísta, alienante y proselitista.

También tenemos en nuestro horizonte memorístico reciente, la laminación reiterativa de los derechos laborales por parte de gobiernos socialistas. Comenzó con Felipe González que mereció un par de huelgas generales, en agradecimiento a sus "desvelos" por los trabajadores de este país.

La memoria humana tiene estas cosas, nos solemos acordar mucho más de los males que nos propician nuestros seres queridos que no de lo habitualmente esperable, los ataques de nuestros ancestrales y más encarnizados enemigos (de ahí nuestra permanente alertización frente a la derecha política y nuestro descuido cuasi doméstico por lo que nos puedan hacer los "nuestros").

Y viene a ser ahora, a la vista de la contundencia incontestable del fatal pronóstico de las encuestas, cuando tratáis de reflexionar, cuando parece empezáis a comprender que así no podréis convencer a la ciudadanía, a esta sociedad mucho más culta, más informada y también mucho menos crédula ...y volvéis a mostraros excesivamente discretos, respetuosos y sin ambición, en vuestras propuestas, parecéis sentir miedo a trasponer el mentiroso concepto de lo denominado "politicamente correcto". Habéis de saber que en política y por principio, ninguna idea debe ser desechable de inicio, sino muy al contrario, tenerse en la debida consideración y bajo un detenido y merecido estudio. Y, otra vez en este caso, os volvéis a quedar en la superficie de las cosas, en su fachada, en pura apariencia ...


Como bien sabéis, han empezado a emerger nuevas organizaciones políticas progresistas, con ideas muy claras (al menos de inicio); por lo poco que llevan de camino recorrido y hasta el momento, absolutamente creíbles; de praxis totalmente horizontal y de pristina transparencia; autofinanciados en su totalidad; con verdadero y renovado impulso militante; con esperanza cierta en su futuro triunfo en favor de la justicia social, la equidad, el bien común, la sostenibilidad, el ecologismo, las energías limpias y renovables. Partidos políticos exentos de oscuros posos residuales, con aromas renovadores y modernos, adaptados y adaptables a los momentos presentes. Por ejemplo: EQUO.

Es decir, que mucho me temo que incluso y además, de con vuestras típicas insuficiencias, volvéis a llegar con retraso, con demasiado retraso y tras múltiples y desaprovechadas oportunidades, y que al igual que en otras muchas ocasiones, otra vez más, os seguís mostrando tibios, demasiado tibios, como casi siempre ...

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