domingo, 28 de julio de 2013

HORIZONTALIDAD DEMOCRÁTICA ... ¿posible?, ¿conveniente?.


Ante la reciente noticia de que el Fondo de Rescate Europeo da por perdidos 36 millones de euros del dinero inyectado a la banca de nuestro país (con lo que, entre otras cosas, los inocentes españolitos "de a pie" quedaríamos redimidos de culpas ajenas, gracias a esta misma condonación-), no me resisto a cuestionarme hasta qué punto deberemos seguir permitiendo a nuestros representantes políticos (europeos, nacionales, autonómicos y municipales), continúen en la creencia de ostentar "patente de corso" para plantear, decidir y ejecutar, gobernar en suma, a su exclusivo capricho y libre albedrío. Es decir: al  muy prioritario servicio del evidente y clasista favor de los poderes mercantiles y económicos, aun a espaldas y en contra de los Pueblos que les encumbran al poder político, les pagan  y muy sorprendentemente...les reeligen.

A veces y aunque no me considero, en absoluto, seguidor de Trotski, su nunca aceptada  idea sobre la conveniencia de la llamada "Revolución Permanente" (con tan fatal consecuencia personal, por cierto) pudiera no llegar a parecerme propuesta tan descabellada ... y menos en nuestros tiempos presentes.

Tras el paso de un tiempo más que prudencial hemos podido comprender, reiterándome otra vez, que nuestros representantes electos para las más elevadas instituciones continentales (Parlamento Europeo), fundamentalmente demuestran su  muy preferente interés por las grandes finanzas, la economía y los mercados.

Personalmente, persisto en mi opinión de que el máximo horizonte de nuestros gobernantes internacionales no es, al parecer en casi nada, coincidente con las necesidades y reivindicaciones de los Pueblos que dirigen.

Por ello precisamente, tampoco los ciudadanos europeos se manifiestan satisfechos con sus propios gobiernos nacionales, muy al contrario, día sí, día no, registramos disturbios y manifestaciones multitudinarias en contra de sus respectivas medidas en contra de sus administrados, en absoluta semejanza con lo que viene ocurriendo en nuestra querida "piel de toro".

Llegados a este punto de reconocimiento del problema, digo yo: ¿no convendría cuestionarse, muy seriamente, nuestro universalmente aceptado sistema democrático?. ¿Sería tal vez posible su reforma, adaptativa a las evolucionadas y nuevas circunstancias occidentales?. ¿No nos convendría  "reinventar" una más justa fórmula funcional  del sistema, posibilitadora de una mayor y más directa participación ciudadana, sobre todo ante la toma de trascendentales decisiones de Estado?.

... Sigo, una y otra vez, dándole vueltas a mi "magín" respecto a si la partitocracia pudiera resultar la única propuesta viable de participación y representatividad políticas...y caso de que así fuera, ¿porqué no entonces la horizontalidad práctica de sus organizaciones, tanto respecto a sus propios regímenes de funcionalidad interna, como a la hora de alcanzar el gobierno?.

En relación concreta a nuestro país y para mejor y más realista defensa de nuestros generales intereses, tengo el absoluto convencimiento de que, de llegar a compartir mayoritariamente la conveniencia de hacer evolucionar nuestras instituciones (incluidas las organizaciones partidarias), adaptándolas a la realidad presente, mucho más identificados y satisfechos, a nivel individual pero también colectivo, quedaríamos tras nuestras particularizadas y puntuales decisiones electorales.







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