Es
absolutamente inadmisible y aberrante asumir que la insaciable y
compartida ambición y notoriedad personales de tres únicos individuos
(Bush, Blair y Aznar), hayan desencadenado tanta destrucción y muerte en
nuestro mundo conocido.
Alardeando poseer inexistentes e inventadas pruebas, arguyeron conocer
la incontestable existencia de una planificada amenaza nuclear por parte
de Irak, justificando así su declaración de guerra, al margen y por
encima de las específicas y contrarias recomendaciones de Naciones
Unidas.
Nos puede reflejar el tipo de catadura moral de estos
hombres, cuando a pesar de la multitudinaria y previa contestación de
los Pueblos en contra de esta injustificada e indeseable guerra (en
coincidentes manifestaciones públicas en todo el mundo), su irracional
empecinamiento y obcecación les condujo al prepotente y arbitrario
ultimatum de invasión y a su ejecución posterior.
Hasta ahora
tan sólo han sido dos, de los tres "amigotes", los que (más, o menos,
oficiosamente) han reconocido su error y pedido disculpas a las
sociedades occidentales. Otro (posiblemente el más insignificante y
seguro que por ello mismo) continúa "sacando pecho" de su "proeza"
pasada, exclusivamente autoconvencido de su razón.
Todos los
neutrales analistas internacionales, investigadores de esta guerra, han
venido a coincidir en que fueron motivos meramente geoestratégicos,
políticos, comerciales, económicos y hasta de pura "rapiña" y
enriquecimiento personales, los que en verdad empujaron a estos "ídolos
de barro" al nefasto protagonismo de tan injustificada cruenta lucha
armada.
Sí, al Tribunal Internacional de La Haya le quedan aún
pendientes algunos ineludibles juicios por sancionar: el correspondiente
al de estos tres indeseables que produjeron tanto dolor inocente y al
de los crímenes cometidos a lo largo del franquismo español, cuando
menos.
Una más prolongada e injustificada dilación en su
cumplimiento tan sólo conllevaría a un descrédito, aún mayor, de
nuestros organismos internacionales y consecuentemente, a una pérdida
absoluta de respeto hacia esas universales instituciones, creadas
"supuestamente" para nuestra protección y amparo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario